El Paradoja del Ejercicio: Por qué Moverse Más No Siempre Quema Más
- Oscar Rosero @endocrinorosero
- 15 ago
- 3 Min. de lectura
Durante años nos han repetido que para bajar de peso hay que “moverse más y comer menos”. Y sí… suena lógico. Pero la ciencia reciente, observando cómo viven y gastan energía los últimos cazadores-recolectores del planeta, ha descubierto algo que rompe este dogma: podemos ser muy activos físicamente… y aun así gastar las mismas calorías que alguien sedentario.

Una lección desde Tanzania
En el norte de Tanzania vive el pueblo Hadza, una de las últimas comunidades cazadoras-recolectoras del mundo. Su vida es físicamente exigente:
Ellas caminan kilómetros recolectando bayas y tubérculos.
Ellos cazan con arco y flecha, trepan árboles en busca de miel y persiguen animales durante horas.
Incluso los niños cargan agua desde manantiales lejanos.
Si alguien quema calorías, son ellos… ¿cierto? Pues no exactamente.
Cuando las cuentas no cuadran
Un grupo de investigadores midió el gasto energético diario de los Hadza usando la técnica más precisa que existe: agua doblemente marcada. El resultado fue sorprendente:
Hombres Hadza: ~2.600 kcal/día
Mujeres Hadza: ~1.900 kcal/díaPrácticamente lo mismo que adultos en EE. UU. o Europa, a pesar de que su nivel de actividad física es muchísimo mayor.
El metabolismo se adapta
El hallazgo confirma un patrón observado en otras poblaciones rurales, agricultores tradicionales e incluso en animales salvajes: el cuerpo humano ajusta su metabolismo para mantener un gasto total de energía bastante constante, aunque aumente la actividad física.
¿Cómo lo logra?
Reduciendo el gasto en otras funciones internas (inflamación, reproducción, reparación de tejidos).
Ajustando comportamientos inconscientes para ahorrar energía (más tiempo sentados o descansando).
Es decir: si entrenas más, tu cuerpo recorta gasto en otras áreas para compensar.

Obesidad: más glotonería que pereza
Si el gasto energético total no ha cambiado desde la prehistoria, la causa principal del aumento global de obesidad no puede ser la falta de movimiento… sino el exceso de calorías que comemos.Aquí encaja el viejo dicho: “No puedes correr más rápido que una mala dieta”.
Esto no significa que el ejercicio no sirva. Al contrario:
Protege el corazón.
Mejora el sistema inmune.
Optimiza el cerebro y el envejecimiento.Pero si quieres perder peso, el arma principal sigue siendo lo que pones en tu plato.
La evolución del gasto energético
Comparando humanos con otros primates, el estudio también descubrió que nuestra especie gasta ~400 kcal más al día que chimpancés y bonobos, incluso ajustando por tamaño y actividad.Esa “gasolina extra” nos permitió:
Tener cerebros grandes y costosos en energía.
Vivir más años.
Criar más hijos.
Ser más activos.
Pero con una trampa evolutiva: para sostener ese metabolismo acelerado, tuvimos que aprender a cocinar, almacenar grasa y, sobre todo, compartir comida. En la naturaleza, un mal día de caza se salva gracias a la cooperación.
La enseñanza para hoy
Haz ejercicio para estar sano, fuerte y activo.
Cuida tu alimentación si tu objetivo es controlar el peso.
Recuerda que nuestro cuerpo viene de una historia evolutiva donde el trabajo en equipo y el acceso limitado a comida nos moldearon…
La ciencia es clara: moverse es vital, pero la batalla contra la obesidad se gana —o se pierde— en la cocina.
Bonus:
Para los nerds:
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